La plegaria profunda no es la que pide, la plegaria más profunda es la que ya no pide.
Clarice Lispector

No sé bien el motivo, sé que nunca me gustaron los años pares, mucho menos los bisiestos. Desprenden un misterio que me es muy difícil de soportar. Desde niña, me gusta el juego del azar y la contingencia como un eterno desafío; era verdad para mí que si al llegar a la esquina estaba parado el colectivo que necesitaba, todo el día sería venturoso, o quizás si el boleto era capicúa habría rica pizza que me esperara a mi regreso. Si en todo el día, el azar no había sido mi aliado, al menos un instante, algo no deseado, pasaría.

Este año 2020 no es capicúa, es par y bisiesto. Cambie o no la década, sí es verdad que se repite dos veces el número 20 en su conformación. Es cierto, además, que casi nadie lo lee por la unidad de mil, nadie dice estamos en el año dos mil veinte, se dice estamos en el veinte veinte, como degradándolo. Dos veces 20 puede ser cuarenta, o puede ser cero, es un problema posicional y, a la vez, de suma o de resta, la cuenta dará según como cada uno de nosotros se siga posicionando, cada día, frente al azar y a la contingencia de transitar por un mundo infectado de miedo y desesperación en donde en un instante, todo oscurece.

En este 2020 Más Mujeres, nacida en la primavera del año anterior, se desplegó y pudo (contra vientos y mareas de información y confusión, de dolor y exigencia extrema) encontrar a sus interlocutores válidos, amantes de hacer de la oscuridad de un eclipse, la belleza de estar vivos.

Es posible que la pandemia sea prolongada e incierta, que nos deje un mundo con dispositivos diferentes y modos de relacionarnos que aún no imaginamos, que haya más pobreza y desconcierto. Es posible que la pandemia sea un modo de oscurecer el porvenir, no es la primera vez que el sol nos enceguece o que la luna nos ilumina.

Es posible que al llegar el año dos mil veintiuno, abrochado como una continuación obligada del anterior estemos cansados o por el contrario seamos valientes para un nuevo desafío. Los invito a mirarlo de frente, penetrando en sus pupilas y sin titubear para decirle: que por suerte es un número impar, que su febrero es de 28 días, que no hay previsión de eclipses totales y que cuando esto ocurre, ese año tiene la posibilidad de sorprendernos para bien. ¡Qué así sea!

Abrazos Agradecidos.

Mirta Salafia

La foto que acompaña este texto, corresponde al eclipse total de sol, ocurrido el día 14 de diciembre de 2020, fotografiado en Piedra del Águila, Provincia de Neuquén, República Argentina. Así lo cuenta uno de los protagonistas:

“Estábamos sobre la ruta a unos cinco kilómetros de la línea central preparando los equipos para disfrutar de la observación del eclipse total de sol, fenómeno que no se volverá a repetir hasta el año 2048. Si bien, el montaje estaba reparado del viento, las ráfagas alcanzaron los 100 km. por hora y tuvimos que levanta el gazebo y abandonar el programa de fotografía. Sin embargo, algunas fotos alcanzamos a tomar.

El eclipse fue breve, duró unos 2 minutos, 7 segundos y fue bastante claro, es decir, el cielo no se oscureció demasiado. Se pudo apreciar el sol negro típico, con su corona y protuberancias. Además se observaron varios planetas: Júpiter y Saturno que están casi en conjunción, Venus, Mercurio y hasta algún cometa. Durante la ocultación del sol hubo cambio de temperatura, bajó considerablemente”

Equipo de fotografía, observación e informe: Andrea Anfossi, Marcela Isla, Alejandro Tambolini y Andrés Vattuone.