“La vida, por larga que sea, siempre será corta”
W.S.
En el prólogo del libro “Poesía no completa”, Elena Poniatowska, escritora de origen polaco, dice: “Si geografía es destino, el de Polonia, país mártir, país trágico si los hay, está marcado por las invasiones de Rusia, Austria (como Imperio Austrohúngaro) y Alemania, que la mutilaron, le hicieron pagar un precio atroz y obligaron a sus ciudades a cambiar de identidad cada vez que la ocupaban o se la repartían rusos y alemanes. Los polacos, despojados, tuvieron que comerse sus propios corazones.
Las sucesivas particiones de Polonia, la llegada de Hitler y Stalin al poder, la ocupación del país, la presencia de campos de concentración como los de Auschwitz – Birkenau y Treblinka pudieron asfixiar la voz de una Wislawa que en 1942 tenía 19 años. Desde la Universidad Jagellona, padeció el aniquilamiento de su patria. Le atrae la poesía medieval francesa, la ama y la traduce. Comprendió que para ella la poesía era una forma de respiración. La poesía de Wislawa Szymborska es gracia y descubrimiento. Pasa del amor a la humanidad al amor por el individuo, y tal vez allí derive su preferencia por la sencillez.
Un pedazo de cielo es todo el cielo. A su poesía la acompaña la creencia de que lo muy pequeño contiene lo más grande. Amar a la humanidad es una abstracción, pero amar al individuo es tangible. Esta reivindicación del individuo nos hace ver al hombre no solo como el inventor de la guerra, sino como el creador de la belleza”.
*Selección de poemas.
ANTES NOS SABÍAMOS EL MUNDO AL AZAR:
era tan pequeño que cabía en un apretón de manos,
tan fácil que se podía describir con una sonrisa,
tan común como en una plegaria el eco de las viejas verdades.
La historia nos saludaba con fanfarrias victoriosas:
en nuestros ojos entraba arena sucia.
Teníamos por delante caminos lejanos y ciegos,
pozos contaminados, pan amargo.
Nuestro botín de guerra es el conocimiento del mundo:
es tan grande que cabe en un apretón de manos,
tan difícil que se puede describir con una sonrisa,
tan extraño como en una plegaria el eco de las viejas verdades.
VIETNAM
Mujer, ¿CÓMO TE LLAMAS?— No sé.
¿Cuándo naciste, de dónde eres?— No sé.
¿Por qué cavaste esta madriguera?—No sé.
¿Desde dónde te escondes?—No sé.
¿Por qué mordiste el dedo cordial?—No sé.
¿Sabes que no te vamos a hacer nada?—No sé.
¿A favor de quién estás?—No sé.
Estamos en guerra, tienes que elegir.—No sé.
¿Existe todavía tu aldea?—No sé.
¿Estos son tus hijos?—Sí.
POSIBILIDADES
Prefiero el cine.
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a orillas del Warta.
Prefiero Dickens a Dostoievski.
Prefiero que me guste la gente
a amar a la humanidad.
Prefiero tener a la mano hilo y aguja.
Prefiero no afirmar
que la razón no es la culpable de todo.
Prefiero las excepciones.
Prefiero salir antes.
Prefiero hablar de otra cosa con los médicos.
Prefiero las viejas ilustraciones a rayas.
Prefiero lo ridículo de escribir poemas
a lo ridículo de no escribirlos.
Prefiero en el amor los aniversarios no exactos
que se celebran todos los días.
Prefiero a los moralistas
Que no me prometen nada.
Prefiero la bondad astuta que la demasiado crédula.
Prefiero la tierra vestida de civil.
Prefiero los países conquistados a los conquistadores.
Prefiero tener reservas.
Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.
Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas del periódico.
Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.
Prefiero los perros con las colas sin cortar.
Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.
Prefiero los cajones.
Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado
a muchas otras tampoco mencionadas.
Prefiero el cero solo
al que hace cola en una cifra.
Prefiero el tiempo insectil al estelar.
Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo.
Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad
de que el ser tiene su razón.
LAS TRES PALABRAS MÁS EXTRAÑAS.
CUANDO PRONUNCIO LA PALABRA FUTURO,
La primera sílaba ya pertenece al pasado.
Cuando pronuncio la palabra SILENCIO,
lo destruyo.
Cuando pronuncio la palabra NADA,
creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.
Wislawa Szymborska nació en Kórnik, cerca de Poznan, el 2 de julio de 1923. Desde sus 8 años vive en Cracovia, donde estudia filología polaca y sociología en la Universidad Jagellónica. La poeta, ensayista y traductora recibe una gran cantidad de premios, entre ellos:
El Premio Goethe de la Ciudad de Frankfurt (1991)
El Premio Herder (1995)
El Premio Nobel de Literatura (1996).
Falleció, en Polonia, el 1 de febrero de 2012.
Mirta Salafia