Mi nombre es Marta Neli Amador, tengo 73 años, nací en Pehuajó, Provincia de Buenos Aires, el 19 de enero de 1947.Viví en Guanaco hasta mis 14 años, luego de mi formación docente fui maestra en Carlos Casares.

Como verán, nací en el pueblo de Manuelita de María Elena Walsh. Creo que ahí, se marcó mi destino de viajera, y así crucé el Atlántico, no para “desarrugarme” como Manuelita sino para darle una mano a mi hija Paula, apenas separada, con sus dos hijitas: Ayelén y Anahí. Paula y sus hijas me esperaban en un pueblo llamado Bordano, en la Provincia de Udine. Queda al norte de Italia en la Región Friuli Venezia Giulia.

Era el 21 de septiembre del 1997, cuando me abracé a mi hija y a mis nietas. En ese abrazo, me fundí con ellas en esta tierra friulana.

Paula tenía el bar “Centrale El Ombú”, quedaba en la calle Via Roma 22. Había que ayudarla. Trabajamos codo a codo. Éramos cuatro mujeres, cuatro guerreras en un tren que jamás hubiera pensado tomar, donde la locomotora era mi hija y nosotras los vagones. Luchas, emociones, amarguras, historias de vino y pueblo, terremoto y guerras.

Para aprender el italiano, estudié con un profesor en la biblioteca de Osoppo, un pueblito que me quedaba cerca. Después de un año, el mismo profesor me llamó para dictar cursos de español para los italianos. Aterrorizada, a dos años de mi llegada, hace ya veintiún años, comencé a enseñar, otra vez. Aún, continúo haciéndolo en una entidad que se llama Universidad de la tercera edad, en forma voluntaria. Mis cursos se caracterizan sobre todo por la transmisión de nuestra historia, nuestra cultura, nuestras costumbres y, con textos apropiados para la gramática, las lecturas informativas y literarias. Utilizamos las expresiones artísticas. Bailamos y cantamos chacareras y tangos. Vemos películas del cine argentino y español con Darín, Almodóvar y otros. Sigo buscando todas las estrategias de enseñanza a mi alcance junto con las nuevas metodologías de contenidos y lenguajes integrales para aprender a hablar diferentes lenguas, junto con el profesor y amigo Roberto Venchiarutti. La propuesta, entre otras estrategias, consiste en utilizar la lengua española en distintas situaciones de la vida cotidiana, visitando tiendas, supermercados, viveros, estaciones de ferrocarril y observando la competencia en el habla.

Siento y creo ser, una pequeña embajadora de lo nuestro. Mis alumnos han probado y saboreado las empanadas, el asado y nuestro mate cocido porque no se han atrevido, todavía… con la bombilla. ¡Todo lo que para nosotros, es la vida!

Marta Amador