“Conocedores de los espacios/de la tierra a las estrellas,
nos perdemos en el espacio/ de la tierra a la cabeza”
Wislawa Szymborska
El Museo Nacional de Bellas Artes junto con la Fundación Forner – Bigatti y curada por Marcelo E. Pacheco, presenta por primera vez en forma integral las “Series Espaciales” con las que Raquel Forner concluyó el denominado “Ciclo Terrestre” que refería a los dramas de la guerra.
Andrés Duprat, Director del Museo, dice: “Cuando Raquel Forner se embarcó en esta segunda y prolongada etapa dentro de su producción, ya era una figura consagrada en el escena argentina, una de las principales artistas de la modernidad y una mujer que había superado los múltiples escollos que implica desarrollar una carrera en un medio patriarcal. Impactada por la exploración del cosmos, apeló en las obras de este período a los lenguajes heredados de su pasaje por la experiencia surrealista como parte del Grupo de París, que puso en diálogo con los postulados del expresionismo y el fauvismo e, incluso, con experiencias contemporáneas como el informalismo y la neofiguración. Durante tres décadas desde 1957 a 1987 y en diversos soportes – pintura, dibujo, grabado, objetos – desplegó su propuesta de una suerte capaz de leer la situación del arte espacial – vertiente que se originó en los Estados Unido s- fusionado con elementos del onirismo mitológico de raíz indígena.”
Raquel Forner nace en la ciudad de Buenos Aires el 22 de abril de 1902 y luego de radicarse unos años durante su niñez en España, junto a sus padres, decide estudiar en la Academia Nacional de Bellas Artes en la ciudad de Buenos Aires. Egresa como pintora, escultora y profesora. Logra el Tercer Premio en el XIV Salón Nacional de Bellas Artes, en el año 1924, con su obra “Mis vecinas”. Viaja a París y se sigue formando con importantes maestros y conociendo importantes artistas e intelectuales europeos y sudamericanos. En 1936, se casa con el escultor Alfredo Bigatti y forman junto con otros artistas, los Centros Libres de Arte Plástico, imitando la propuesta conocida en París. En 1937, obtiene la medalla de oro en la Exposición Internacional de París.
Su obra se configura en diversas series, divididas en dos grandes categorías: la Serie Terrestre y la Serie del Espacio.
La Serie Terrestre: *De España (Inspirada en la Guerra Civil) – 1937-1939 / *El drama (Inspirada en la Segunda Mundial) / *Las Rocas – 1947-1948 / *Las Banderías / *Los Estandartes -/ *La Farsa -1948-1952 / *El lago – 1953-1954 / *El Apocalipsis – 1954-1956 / *Piscis – 1957.
La Serie del Espacio (1957-1987) *Las Lunas / *Los que vieron las Lunas / *La Astrofauna / *Los Astroseres / *Los Astronautas / *Los laberintos / *Los Terráqueos / *Los Mutantes.
Su estilo transita del expresionismo a la neofiguración (movimiento artístico de la segunda mitad del siglo XX). Este último se caracteriza por una vuelta a la pintura figurativa frente a la abstracción de décadas anteriores y se diferencia por el tratamiento más informal de los temas, abordando los mismos en figuras deformes, monstruosas y desordenadas que acompañan con más fuerza a la denuncia social y política del momento histórico. En toda su trayectoria se destaca la perfección del dibujo, la impronta de su magnífico dominio de la técnica, especialmente, en el tratamiento del óleo y sus innovaciones; es su característica el gran tamaño de sus obras como la expresión significativamente doliente de sus personajes, donde está presente como constante la figura de la mujer o de los procesos que en nuestra lengua se materializan como femeninos.
Al observar su obra de la Serie Terrestre, es significativa la relación de paralelismo que se establece con su contemporáneo Antonio Berni. Los dos transitan por comunes lugares de formación y, en especial tomaron clases por años con un maestro llamado Othon Friesz en París, en la Academia Libre de la calle Grande Chaumiere, dejándoles una muy marcada influencia. Ambos artistas comparten una sensibilidad similar frente a la injusticia y al horror del sufrimiento humano.
Raquel Forner, al comenzar la Serie del Espacio, en el año 1957, considera que es un momento histórico de esperanza frente a todo lo vivido anteriormente por la Humanidad y lo refleja en sus palabras: “Me impactó profundamente el hecho de que el hombre en su eterna inquietud, en su afán de verdad, intentara dejar la tierra en busca de otros mundos, de otras posibilidades de vida, en busca de respuesta a la pregunta sin respuesta. Esta aventura incidió en el aspecto formal de mi pintura y dió origen a una nueva temática. Dejé de pintar al hombre en la tierra y lo representé en una nueva dimensión: el hombre del espacio.”
Al contemplar la Muestra “Revelaciones Espaciales” se evidencian algunas temáticas que son trasladadas de la subjetividad terráquea a las fantasías del encuentro con nuevos seres en el espacio. Nos sorprenden las similares maneras de resolver las expectativas sobre las aventuras y las peripecias hasta lograr una “nueva humanidad”. Las obras y sus títulos reflejan el camino, entre ellos: Alunizaje, Raptos, Muerte, Destino, Cautiverio, Conquista, Astroseres, Partidas, Viajes, Liberación, Somos Testigos, Desciframiento de Mensajes, Totem Astral, Seres Híbridos, Terráqueo 3001.
Impresiona descubrir, en cada obra, un rostro o formas que remiten a ojos y bocas. Las conexiones simulan a los cordones umbilicales por donde seres dentro de otros se alimentan o conectan en plena gestación, árboles genealógicos con diversos rostros donde ya no conviven, tan nítidamente, lo femenino y lo masculino. En un punto, la artista anticipa una nueva propuesta antropológica y por tanto una ruptura filosófica cercana al pensamiento, según la percepción de quien escribe, de Deleuze y Guattari, expuesto en el volumen “Mil Mesetas”. Quizás, como bien ella dice, somos seres de preguntas que no tienen respuestas.
Raquel Forner, una inmensa artista precursora del arte argentino, en género femenino. Expone en todo el mundo y recibe múltiples premios y distinciones. Por su idea y empeño nos sigue ofreciendo su arte junto al de su esposo, a través de la Fundación Forner – Bigatti, en el barrio de San Telmo.
Raquel Forner, siempre nos espera y nos sorprende.
Mirta Salafia