Nace en Montevideo el 3 de agosto de 1907 en una familia acomodada. Su padre, el Dr. Manuel Benito Nieto, pionero en cirugía cardíaca, es por entonces Director del Hospital Maciel. Tempranamente Amalia manifiesta su gusto por la plástica y en 1925 ingresa al Círculo de Bellas Artes, donde estudia pintura con el Prof. Domingo Bazurro. Es el momento de auge del planismo en la pintura uruguaya y, es a su vez el momento de relevancia de los ideales democráticos e igualitarios en la sociedad y en la política. 

       Estimulada por sus padres que le brindan los medios, emprende su primer viaje de estudios a Europa en el año 1929. Asiste en París a la Academia de André Lothe y a la Academia de la Grande Chaumière, escuela de arte  que fue fundada y animada desde 1904 por la suiza Martha Steller, la cual rehusó impartir docencia dentro de las estrictas reglas pictóricas de la École-des-Beaux- Arts y por la rusa Alice Dannenberg. Entre los ex-alumnos de esta  Academia se encuentran: Amalia Nieto, Louise Bourgeois, Alberto Giacometti, Angela Gregory, Tamara de Lempicka, Joan Miró, Lino Spilimbergo.

       En 1932, Amalia visita a Pedro Figari en su taller de París, a quien muestra algunas de sus pinturas. La obra Arlequines, es la única realizada en el soporte “cartón – paja” y surge de la sugerencia que le hace el pintor dado que era el medio más utilizado por él.

       En 1935 Joaquín Torres García funda la Asociación de Arte Constructivo (AAC) y entre sus miembros fundadores se encuentran Rosa Acle, Julián Álvarez Márquez, Carmelo Arzadum, Víctor Bachetta, Zoma Baitler, María Cañizas, Andrés Feldman, Amalia Nieto, Héctor Ragni, Lía Rivas y Augusto Torres. En su principal medio de difusión, la revista Círculo y Cuadrado, Amalia participa con varias publicaciones que llevan por título: Motivos de Pintura.

       En 1936, precisamente el 18 de agosto, en el marco  de la Guerra  Civil Española, sucede el fusilamiento de Federico García Lorca y de Josep Arnall, esposo de Margarita Xirgu, quien se exilia en Uruguay desde 1943, no regresando jamás a España. Desde ese año, Amalia Nieto participa junto a otros artistas, con obra en la exposición – venta de Artes Plásticas a beneficio de los intelectuales españoles en el Ateneo de Montevideo.

       En 1937 se casa con el músico y escritor Felisberto Hernández. En 1938, nace su hija Ana María.

       En 1941 se aparta del Taller Torres García. Sin embargo, continúa un vínculo estrecho entre ambos. Con Ana María pequeña, Amalia ya no acompaña a Hernández en sus giras de conciertos por Argentina y Brasil.

       En 1942 inicia el trabajo de ilustración de libros de varios autores entre ellos, Juana de Ibarbourou y Ernesto Pinto. 

       En 1943 finaliza su vínculo con Felisberto Hernández. 

       Entre 1945 y 1947 comienza una relación de pareja y trabajo artístico  con Laura Escalante que dura hasta la muerte de Laura, ocurrida en el año 2002.

       En 1955 regresa a París para tomar cursos de mosaico con Gino Severini y de grabado con Johnny Friedlaender. Sigue con su serie Calles de París e interviene en la muestra colectiva de Mosaico de Rávena en París.

       En 1964 participa en la Exposición colectiva Pintores Uruguayos en Minnesota y Washington, Estados Unidos; Galería Milán, Italia.

       En 1966 viaja a Europa y a Estados Unidos donde recorre museos y diversos centros de enseñanza artística. Es nombrada presidente de la Asociación Cultural de Amigos del Arte.

       En 1972 escribe la obra de teatro para niños Acrobino y realiza además la escenografía y el diseño de vestuario en colaboración con su nieto, Sergio Elena. La obra fue dirigida por Laura Escalante.

       En 1996 participa en la exposición Universalismo Constructivo en el Museum of the Americas, Washington, Estados Unidos.

       Amalia Nieto falleció hace veinte años, el 7 de febrero de 2003. 

Su Obra

       Dice Joaquín Torres García, en 1941: “Nieto no fue naturalista. Tampoco a mi juicio, podría ser netamente constructivista. Se concretó en un sincretismo, lejanamente tentó lo geométrico y si no entró de lleno en esto, es porque la seducción de lo real y lo poético de su visión interna tenía que vedárselo. Su espíritu, tomó entonces de esas esencias para formar un arte propio.”

       Dice Amalia Nieto: “Pienso que el artista, en todos los casos, debe superar la realidad. Modificar, transformar, mejorar, inventar, soñar la realidad. Pero antes que nada ser distinto, sentir distinto, con acento propio. En mi caso ese acento va muy ceñido a la forma, a la forma objeto, a la forma color, a la  estructura, al andamiaje riguroso, a la construcción sobria y medida. Eso sin perder una actitud vital, no siempre alcanzable, para que aparezca el resorte mágico o metafísico”.

La relación de amor y arte con Filisberto Hernández

       José Pedro Díaz dedicó muchos años a la recuperación y el estudio de la obra de Felisberto Hernández (1902-1964). Sobre las cartas que Felisberto escribiera a Amalia Nieto señala que esta correspondencia constituye un corpus de fundamental importancia para comprender el proceso por el que pasó durante el período que va desde 1935 a 1942, de su inicial entrega a la música, al hallazgo de su verdadero destino como escritor.

       En principio, Amalia es una acompañante de las giras por los pueblos del Uruguay y de los países limítrofes pero luego del nacimiento de Ana María se convierte en  una destinataria sagaz y culta con la cual Felisberto puede establecer una verdadera relación de complicidad intelectual. Sin duda, lo valoró como artista y el diálogo con ella le permitió crecer y decidirse a dar el paso a la escritura. Amalia no es la musa inspiradora; es la lectora por excelencia, la conciencia capaz de evaluar, comprender, habilitar.

       En una de las cartas que Felisberto le escribe a Amalia, desde Treinta y Tres, el 20 de octubre de 1941 (el día que cumplía 39 años), dice entre sus párrafos: “Muchas veces he estado tentado de preguntarte, si en caso que dejara de estudiar lo que no es directamente arte, se notaría mucho mi falta de cultura, de esa cultura que todos tuvieron -en la Universidad o donde fuera-. Alcanzo a comprender los peligros del artista cuando se mete en cosas que no son su arte y pretenden que sea y pretenda poner una teoría porque no conoce bien a muchas o porque no conoce los errores posibles donde tan a menudo caen. Entonces, me dedicaré a leer las novelas modernas que pueda conseguir y a estudiar formas, estructuras y el mundo de extrañas y misteriosas relaciones -no causas- en el arte. No temas que deje la novela; al contrario. He tomado de nuevo lo mío, de vuelta, con gran conciencia de mi destino y vocación y pelearé por él. Escríbeme mucho, que yo también a medida que vaya –despertándome- iré escribiendo.”(*)

       En 1935, Felisberto músico y gran creador compone -Negros- obra para piano que será su caballito de batalla y que guarda una íntima relación con Amalia. Negros constituye una condensación del lenguaje musical stravinskyano. Amalia no es ajena a ese proceso. Los Petrouschkos han manifestado su forma y Amalia los ha creado en una relación semiótica entre sonidos y colores. Son payasos, enanos, trapecios, hombres bala, mujer barbada inseridos unos dentro de otro, nacidos del amor hacia Felisberto y como manera de trasladar el fraseo musical a la pintura. Los Petrouschkos nacen en dos dimensiones, van pegados a las cartas que Amalia le escribe a Filisberto. Son dibujos pintados en tinta y acuarela y en sintonía con la segunda audición de Petrouchka de Stravinsky , en su versión para piano en tres movimientos interpretada por Felisberto. Luego del esplendor que alcanzaron los petrouschkos, Amalia toma las cartas y, entonces los recorta y los enmarca. Separación de Filisberto, trasmutación y duelo.

Premios

       Realiza, en mayo de 1936,  una muestra de sus pinturas constructivas en Amigos del Arte y, a partir de entonces se suceden en su trayectoria treinta y tres muestras individuales y treinta y siete premios en salones nacionales y municipales. Se destacan entre ellos, el Gran Premio de Pintura en el XXXI Salón Nacional de Artes Plásticas del año 1967, el Gran Premio de Escultura en el XXXIII Salón Nacional de Escultura del año 1969 y el Premio Pintura del Concurso Notarial de 1991. Ha representado a Uruguay en las bienales de San Pablo, Brasil en la que obtiene el Premio de Honor; en Córdoba, Argentina; en San Marino y Spoleto, Italia. En 1995 es galardonada con el Premio Figari del Banco Central del Uruguay en reconocimiento a su trayectoria. Se realiza, en el año 2001,  una retrospectiva de su obra en el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo.

La Retrospectiva en el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV)

       La exposición Amalia Nieto, Retrospectiva, curada por Héctor Pérez, según palabras del Director del Museo Nacional de Artes Visuales, Enrique Aguerre, recorre en forma minuciosa y no necesariamente lineal el trabajo de una artista que desde 1925 pinta desafiando estructuras establecidas a medida que descubre una mirada propia, ya sea en años formativos o junto a Joaquín Torres García y la Asociación de Arte Constructivo. A partir de allí recorre un camino personal, siendo premiada y distinguida con los premios más importantes de nuestro país.(**)

*Felisberto Hernández, según Julio Cortázar, Juan Carlos Onetti, Gabriel García Márquez e Italo Calvino, entre otros, ha sido considerado un maestro, uno de los mejores escritores latinoamericanos, que no se parece a nadie. Entre sus obras: Fulano de Tal; Libros sin tapa; Por los Tiempos de Clemente Colling; Nadie encendía las lámparas; Relatos para piano. 

**Las fotos del video que acompaña al presente texto, fueron tomadas en el año 2021 en el MNAV de Montevideo y es acompañado por el tema “Negros” de Felisberto Hérnandez, interpretado por Amilcar Soto Rodriguez.

Mirta Salafia