“Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde”, escribió Marguerite Duras (Indochina, 1914 – París, 1996) en la primera página de El amante.

Publicada en 1984 y ganadora del Premio Goncourt ese mismo año, El amante es el punto de referencia de la vasta obra durasiana que incluye novelas, teatro, guiones y películas.

Marguerite Duras tiene quince años y medio, viaja por el río Mekong a bordo de un transbordador cuando conoce a un comerciante chino de veintiséis años, elegante, en limusina. Ella, una adolescente blanca, pobre, lleva zapatos de tacón alto y sombrero de fieltro de hombre y es la protagonista y narradora de esta historia de amor.

Autobiográfica, erótica y fascinante, es su novela de mayor éxito (fue llevada al cine en 1992) y al mismo tiempo un libro que ha podido escribir luego de una profunda crisis marcada por el alcoholismo. A sus setenta años la autora evoca su pasado de una forma nueva, feroz, devastadora. Es el secreto de Marguerite Duras, el reconocimiento de una relación prohibida, negada, que se desarrolló en los escenarios coloniales de Indochina mientras ella estudiaba en un pensionado estatal de Saigón.

Si bien en su novela Un dique contra el Pacífico (1950), también reelabora recuerdos de su infancia, en El amante narra su experiencia en primera persona, aquella vivencia que ha eclipsado todas las demás.

Rememora también su historia familiar y examina las relaciones desesperadas entre los miembros de su familia, la miseria, el silencio, la tristeza, el miedo e incluso el acceso a la locura.

Es una novela escrita desde una profunda introspección, desde la madurez, surge de la escucha de un rumor de voces, de una intuición, un presagio, una desgarradura.

El lector es testigo no sólo de su extraordinario talento sino también de su inexorable destino de escritora.

“Todo está ahí y nada ha ocurrido aún, lo veo en los ojos, todo está ya en los ojos. Quiero escribir. Ya se lo he dicho a mi madre: lo que quiero hacer es escribir. La primera vez, ninguna respuesta. Y luego ella pregunta: ¿escribir qué? Digo libros, novelas”.
Marguerite Duras.

Gretel Bohoslavsky